jueves, 8 de marzo de 2012

¿Artista o diseñador?

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Me alegra ver cómo "La arquitectura del objeto", tal y como deseaba, se está convirtiendo en un lugar de debate y reflexión gracias a vuestros comentarios. En las últimas entradas, me habéis lanzado un par de preguntas que me gustaría responder, siempre desde mi propia interpretación basada en las vivencias personales y los conocimientos sobre diseño que he acumulado a lo largo de mis 26 años. 

En este caso, me gustaría reflexionar sobre un par de preguntas: ¿Cuáles son los mínimos exigibles a un diseño? y ¿No es lícito crear objetos que, como el citado exprimidor Alessi, cubra otro tipo de funciones, como por ejemplo la contemplativa? 

En los debates abiertos se ha nombrado la pirámide de Maslow. En ella se ordenan las necesidades humanas de forma jerárquica, reflejando que cuando se van satisfaciendo las necesidades más básicas, se tiende a unos deseos más elevados hasta llegar a la autorrealización. 

Pirámide de Maslow

Yo estoy de acuerdo con que el diseño es capaz y debe cubrir las necesidades del amplio espectro de la población. Y que cada ciudadano debe tener la libertad de elegir el objeto que más le guste en base a sus exigencias personales. Pero como ya he citado, el diseño debe cumplir unos mínimos recogidos en lo que Víctor Papanek denomina "El complejo funcional". En él se refleja que el valor estético es parte inherente de la función. Pero cuando en un objeto se sacrifica su uso (en el caso del exprimidor Alessi es exprimir naranjas) para dar como resultado algo más contemplativo, empezamos a adentrarnos en el campo del arte y a salirnos del diseño. Si al final compramos el exprimidor porque queda bonito en la cocina, es mejor que nos lo vendan como una obra de arte, una escultura, en vez de como un exprimidor. 


Funcionamiento del exprimidor Alessi

Llegados a este punto parece que me estoy ensañando con el señor Philippe Starck. No es así ni mucho menos. Este diseñador ha creado otros objetos que son igualmente famosos y frente a los que no puedo decir nada, ya que cumplen los mínimos del complejo funcional. Uno de ellos es la silla "Louis Ghost Chair".

Louis Ghost Chair de Philippe Starck

En este caso nos encontramos ante una silla de policarbonato, reinterpretación del asiento de Luis XVI. Es completamente transparente y robusta, cumpliendo con todas las funciones exigibles a una silla, entre ellas la estética. Es un objeto que seguramente adquiriría alguien que se encuentre en la cima de la pirámide de Maslow.  Creo recordar que, para las personas que viváis en Sevilla, podéis probarlas en el bar-terraza del Metropol Parasol, junto con los taburetes Onda de Jesús Gasca. O si lo preferís, podéis adquirir una por unos 200 euros aproximadamente.  

Para completar esta entrada, voy a resumir brevemente cuáles son los mínimos exigibles a un diseño desde mi punto de vista, en base al citado "complejo funcional". 


El complejo funcional, de Víctor Papanek

En el gráfico podemos ver cómo lo que denominamos función se constituye mediante seis componentes que están interrelacionadas. 

El método es la relación entre herramientas, tratamientos y materiales. Está relacionado directamente con los procedimientos a seguir para la formalización de un producto. 

La utilización nos dice que por ejemplo, un bote de tinta debe estar pensado para que no vuelque, o que el mango de una sartén no debe conducir el calor. 

La necesidad es un campo amplio, e incluye subgrupos como necesidades económicas, psicológicas, espirituales, tecnológicas o intelectuales. De esta manera, el diseño contempla todo el espectro de la pirámide de Maslow. 

La telesis nos dice que un diseño debe reflejar la época y las condiciones que le han dado lugar, y debe ajustarse al orden humano socio-económico general en el cual va a actuar. La silla Louis Ghost, es un ejemplo de buena resolución de este punto. Reinterpreta un modelo del S. XVIII creando un objeto de actualidad. 

La asociación tiene que ver con los impulsos y coacciones subconscientes. Sobre la relación entre la expectación del espectador y la configuración del objeto en base a unos condicionamientos psicológicos. Influye mucho en que un objeto nos atraiga o nos produzca antipatía sin saber a veces el porqué.

Y finalmente nos encontramos con La estética. Un objeto bien diseñado debe contemplar la componente estética. Es una de las herramientas más importantes dentro del repertorio del diseñador. Los objetos pueden llegar a conmover, en base a la configuración de sus formas y colores. Pero no hay que olvidar el resto de los puntos a satisfacer, porque si es así, nos alejamos del diseño para adentrarnos directamente en el arte, cuya finalidad de forma muy resumida es la estética, contemplativa o comunicativa mediante un sinfín de recursos. 

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