sábado, 29 de junio de 2013

lunes, 4 de marzo de 2013

Oscar Niemeyer, el soñador de curvas, el arquitecto inmortal. Parte 4: de 1980 a 2012.

¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

Tras casi 16.000 visitas desde todas las partes del mundo, y más de 130 amigos, La arquitectura del objeto cumple su primer año. Muchas gracias a todos por interesaros, al igual que yo, en estos maravillosos mundos de creación que son la arquitectura y el diseño.

Con este artículo finaliza mi homenaje personal al gran arquitecto Oscar Niemeyer. En esta serie de entradas he pretendido lanzar una mirada a la parte más humana del arquitecto. Para alejarnos por un momento de su consagración como icono, y acercarnos a una comprensión más íntima de los acontecimientos que dejaron una mayor impresión en su larga vida. Es por ello por lo que en estos textos no encontraréis gran información sobre su obra. Para eso ya existen miles de palabras flotando en internet. 

Nos quedamos en 1980. Oscar Niemeyer cumplía por entonces 73 años. Con una vasta producción arquitectónica, y una hipotética cercanía al final de su vida, empezaron a lloverle las condecoraciones y reconocimientos. 

En 1988 recibirá el premio Pritzker de Arquitectura: "Por una práctica que desde hace años me tiene en éxtasis frente a la mesa de dibujo, para cumplir con los gobiernos y las clases dominantes, disgustados con la inmensa miseria que pesa sobre el mundo". 

"En el momento de recibir el premio Príncipe de Asturias en 1989, y la medalla de oro del Colegio de Arquitectos de Barcelona, me decidí a escribir un pequeño texto explicando mi obra como arquitecto. Lo hice deseoso de demostrar que mi obra no acepta compromisos, sus objetivos son la belleza y la invención, sin caer en los pequeños detalles. Actúa más bien desde la propia estructura, que se exhibe desde el primer trazo".

"Cuando añadí en mis conferencias que no daba a la arquitectura mayor importancia, no había desprecio en mis palabras. La comparaba con otras cosas más ligadas a la vida del hombre, refiriéndome a la lucha política, la colaboración que todos nos debemos a la sociedad, a nuestros hermanos más pobres. ¿O qué podría ser comparado a la lucha por un mundo mejor, sin clases, todos iguales?. Aún así la arquitectura también me ocupaba, llevándome, como ahora, a defender mi trabajo y mis opiniones como arquitecto. A debatir los problemas de la arquitectura con un calor que una vida tan frágil e insignificante no justifica".

Oscar Niemeyer en Barcelona, en 1990
  
"Muchas veces deseé hacer escultura. 'Usted es un escultor del hormigón armado', me decían, y yo pensaba que algún día podría suceder. El tiempo pasó. En las horas libres hacía algún croquis. Pensaba en grandes esculturas puestas en una plaza cualquiera. Abstractas, leves, sueltas en el aire. [...] Un día conversé con mi amigo Honório Peçanha. Me dio un saco de barro y un gran cubo de madera. Era lo que precisaba para iniciarme. Nunca los utilicé. Una feroz autocrítica me obstaculizó. Aún así, cuando me plantearon hacer un monumento a Juscelino Kubitschek y después al grupo 'Tortura Nunca Mais', no tuve coraje de rehusar. El hombre sigue su destino, satisfecho cuando sus convicciones y esperanzas le coinciden". 

En 2004 fallecería su mujer, Annita Niemeyer: "En todo esto pensaba aquella noche. La recordaba mirando en la televisión su novela favorita. Con el rostro siempre apoyado en su mano derecha, sonriendo con lo que pasaba en la pantalla, o aprensiva si en ella surgían las maldades del Mundo. Recordaba esos momentos felices que vivimos juntos, que viven en mi memoria. Nuestros viajes: París, Nueva York, Lisboa, Madrid, Buenos Aires...Moscú. La recordaba en la plaza de San Marcos, riendo feliz, con palomas sobre sus hombros. O en Nueva York, donde pasamos largos meses recostados en Central Park, mientras Anna María, pequeñina, corría detrás de las ardillas". 

Oscar y Annita Niemeyer

"La mujer es el complemento físico y espiritual del hombre. Sin él, sin su encanto y buena compañía, desaparecen los sueños y fantasías que marcan y justifican su vida". 

"Claro que me hace feliz haber vivido tanto, apoyado en la mesa de dibujo durante la vida entera. Pero, si alguien me pregunta qué es lo que más me agrada, recordando todos esos proyectos, diría que es haber guardado tiempo para pensar en la vida, en este mundo injusto que un día lograremos modificar". 


Todos los textos han sido seleccionados y traducidos de la web oficial de Oscar Niemeyer: http://www.niemeyer.org.br/
¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

sábado, 23 de febrero de 2013

Oscar Niemeyer, el soñador de curvas, el arquitecto inmortal. Parte 3: de 1960 a 1980.

¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

Retomo "La arquitectura del objeto" publicando la tercera y penúltima parte mi tributo personal a Oscar Niemeyer. Como he venido haciendo anteriormente, haré uso de sus propias palabras para brindar la posibilidad de conocer sobre su trayectoria personal desde una posición cercana. Enlazamos pues con el momento en el que aborda su obra más significativa, Brasilia, donde se mudará en 1958 para seguir de cerca el nacimiento de la nueva capital. La ciudad se inauguró el 21 de abril de 1960. 

"Brasilia comenzó, y debido al motivo de su nacimiento, trajo con ella molestias y compromisos. Contábamos con el total apoyo de Juscelino Kubitschek, y eso compensaba el ambiente hostil que nos rodeaba; oprimidos por el silencio, por el polvo rojo, por la tierra encharcada de serrín. Por los problemas que antes desconocíamos, como las amistades paralelas e inevitables".

Inauguración de Brasilia el 21 de abril de 1960

"De la Universidad de Brasilia (UnB) proyecté los edificios principales, los cuales dirigiría luego como Coordinador de la Escuela de Arquitectura. De ese periodo guardo los mejores recuerdos. Desde Darcy Ribeiro, quién dirigió la UnB superando todos sus obstáculos, hasta los profesores con los que colaboraba con la misma dedicación e idealismo [...] Tenía un entusiasmo que se se extendió a todos los sectores de mi vida con el mismo optimismo y devoción".  

"Recuerdo el día que la Universidad de Brasilia recibió el Premio Lenin de la Paz (1963). El campus estaba enteramente iluminado, y todos los profesores, alumnos, diputados y trabajadores estaban allí. Calmados, sin las preocupaciones de los tiempos que estaban por venir".

Oscar Niemeyer recibiendo el Premio Lenin de la Paz, en 1963

"En Lisboa me llevé un gran susto con la noticia del Golpe de Estado ocurrido en Brasil. Durante tres días no despegué la oreja de la radio del Hotel Victoria, con la expectativa de cualquier buena noticia. Estábamos ansiosos, aterrados, temiendo un nuevo periodo de opresión y oscuridad. Fue en abril de 1964". 

"Entristecido por no estar allí para compartir las vicisitudes de mis viejos amigos, pasé esos meses de permanencia en Israel recusando sistemáticamente asistir a las recepciones y fiestas a las que fui convidado. Pensaba que aceptando esos convites, estaría traicionando a aquellos que se enfrentaban en Brasil a la opresión y la violencia. Me centré de lleno en el trabajo, manteniendo sólo los contactos indispensables".

"El nuevo gobernador de Brasilia exigió mi renuncia. El ministro de aviación decía que yo era un comunista de Moscú. Mi proyecto para el aeropuerto fue rechazado. La Universidad de Brasilia que Darcy Ribeiro había creado con tanto coraje y talento fue invadida por el ejército. Mi despacho fue saqueado. Dejé la UnB con 200 profesores. Me fui hacia el extranjero con mis penas y mi arquitectura".

"Pero la vida continuaba. André Malraux conseguiría de De Gaulle un decreto especial que me permitiría trabajar en Francia como arquitecto. Personas importantes como Boumediene, Mondadori, Sartre y el Partido Comunista Francés me apoyaron. Los trabajos se multiplicaron y mi arquitectura fue conocida por todas partes". 

Certificado que permite a Oscar Niemeyer 
trabajar como arquitecto en Francia

"Nos gustaba París. La ciudad de Gide, Baudelaire, Camus y Malraux. Recuerdo la revolución de París y la libertad. El viejo Sena correr tranquilo indiferente a la vida de los hombres. Los Campos Elíseos, con su paseo, sus escaparates y cafés. Sus hermosas mujeres".

En 1978, Oscar Niemeyer fue nombrado presidente del recién nacido Centro Brasil Democrático: "La idea de crear CEBRADE fue en realidad de Renato Guimaraes. [...] Era una organización no partidista, que daba cabida a comunistas y otras corrientes políticas que luchaban contra la dictadura desde la clandestinidad. Fueron muchas las actividades que hicimos con el gran número de intelectuales y artistas que formaban parte. A mí me resultaba interesante verificar como las diferencias políticas separan a los hombres, en este mundo que el que el poder y la ambición lo permiten todo". 

CEBRADE, en 1978
¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

sábado, 15 de diciembre de 2012

Oscar Niemeyer, el soñador de curvas, el arquitecto inmortal. Parte 2: de 1940 a 1960.

¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

Coincidiendo con el 105 aniversario del nacimiento de Oscar Niemeyer, continuamos con el homenaje a su vida y obra desde sus propias palabras. En este caso, desde 1940 hasta 1960. 

A principios de los años 40, Mies tenía su propio estudio junto con Reidy, Jorge Moreira y Helio Uchoa en la calle Porto Alegre de Río de Janeiro.

"En 1944 mudamos nuestra oficina a la calle Conde de Lages, nº 25. Desde las ventanas veíamos como pasaban los viejos pregoneros con sus gritos -:"Helado, helado", "Dulce de leche Soberano"... Me encantaba esa casa. Me recordaba a hace muchos años cuando, aún siendo estudiante del Colegio Barnabita, caminaba por allí con mis colegas. Recuerdo el bar de la esquina, al hombre con la bandolina, a las mujeres caminando por la calle con aire contestatario".

Estudio de Niemeyer en la calle Conde de Lages

"Siempre fui un rebelde. De familia católica, había olvidado los viejos prejuicios. El mundo me parecía injusto, inaceptable. La miseria se multiplicaba como algo natural e inaceptable. Me uní al Partido Comunista, abracé las ideas de Marx, y así sigo hoy".

"El proyecto para la sede de las Naciones Unidas fue redactado por un comité de diez arquitectos, dirigido y organizado por el arquitecto estadounidense Wallace Harrison en 1947. Cada arquitecto presentó su solución, que fueron discutidas por todos los miembros durante las reuniones diarias con el fin de determinar la que serviría de base para el diseño final. Fue entonces cuando el viejo maestro me habló sobre sus preocupaciones. Sentía que su proyecto (el nº 23) había sido mal entendido y temía que si yo presentaba una solución, estaría contribuyendo a la confusión. Cada uno de los arquitectos presentaron su propuesta. Yo era el único que dudaba, ya que Le Corbusier me había recomendado -:"No hagas nada. De lo contrario, estarás participando en la confusión." (...) Una tarde, Harrison me llamó a su oficina. Esperaba que presentara mi solución y al decirle que no quería competir con Le Corbusier, Harrison respondió de inmediato -:"Oscar, no has sido invitado para ayudar a Le Corbusier, sino para presentar un proyecto, al igual que todos los demás". Durante esa semana no hice nada y sólo empecé a trabajar después de que el propio Le Corbusier me convenciera, ya que todo el mundo estaba esperando a mi trabajo para tomar la decisión final. Estaba tan familiarizado con el ejercicio de las Naciones Unidas que terminé mi proyecto (el nº 32) en tres días. A la semana siguiente, el comité escogió mi propuesta. (...) Tuve la impresión de que había contribuido a la denegación del proyecto de Le Corbusier, por lo que fui a Harrison pidiéndole insistentemente que realizara un examen nuevo y reconsiderara su diseño. -:"No te preocupes, Oscar. Está bien". Fue con estas palabras con las que el maestro terminó el asunto. Aún así, al día siguiente, Le Corbusier me pidió que aprobara un cambio en mi proyecto. (...) Yo no estaba de acuerdo. Sin embargo, decidí contentarlo. Mi único deseo era darle todo mi apoyo, por lo que decidimos unir nuestros dos proyectos en uno que clasificamos como 23-32".


Sede de las Naciones Unidas en Nueva York

En 1954, Niemeyer realizó su primer viaje a Europa, invitado a participar en la Exposición Internacional de Arquitectura de Berlín (Interbau), junto con otros 15 arquitectos de renombre internacional, como Le Corbusier, Arne Jacobsen, Max Taut y Walter Gropius. Inaugurada en 1957, su objetivo era la remodelación del barrio "Hansa" (Hansaviertel), como parte de la reconstrucción de Berlín después de la Segunda Guerra Mundial.

" Descendimos en Italia. Fuimos a Roma, Florencia, Venecia y Lisboa, y luego viajamos hacia París, donde Vinicius de Moraes nos esperaba en la estación. Estuvimos tres días en París, una semana en Checoslovaquia, un mes en Berlín, y finalmente, Moscú (...) Una semana más tarde volvimos a Brasil, a recordar París, los Campos Elíseos, el antiguo Sena. Roma, con sus monumentos, Venecia, la Plaza de San Marcos llena de gente, como una gran sala protegida; Berlín, el hotel Van Zoo (...) y Moscú, sede de los hombres que aman la paz y la libertad".

Oscar Niemeyer en su primer viaje a Europa

En 1956 fue invitado por el Presidente de Brasil, Juscelino Kubitschek, a proyectar la nueva capital de Brasil; y nombrado Director del Departamento de Urbanismo y Arquitectura de Brasilia. 

"Comencé a meditar sobre Brasilia una mañana de septiembre de 1956, cuando Juscelino Kubitschek se bajó de su coche en la puerta de mi casa, y me invitó a que lo acompañara a la ciudad, explicándome el problema durante el viaje. Mi primera reacción fue de interés, tanto profesional como emocional, por lo que este hombre me inspiraba. Vi la preocupación de un viejo amigo con el que estaba vinculado por otros trabajos, otras dificultades y por una larga y fiel amistad. A partir de ese día comencé a vivir en función de Brasilia".

Oscar Niemeyer con el presidente Juscelino Kubitschek en 1959
¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

viernes, 7 de diciembre de 2012

Oscar Niemeyer, el soñador de curvas, el arquitecto inmortal. Parte 1: de 1907 a 1940.

¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

El mundo de la arquitectura llora al último de una generación inigualable. Un ejemplo de pasión por su trabajo y por la vida. Lleno de lucidez, todo lo que hacía y decía estaba fundamentado en una gran convicción frente a sus ideales, apoyado por la experiencia de los años. Un hombre sencillo, honesto, al que hoy quiero homenajear repitiendo sus propias palabras, las del maestro Oscar Niemeyer.

Debido a la extensión de su legado, dividiré la publicación en varios artículos que completarán los 104 años de su fructífera vida. Este primero abarca desde su nacimiento en 1907, hasta 1940. 

Oscar Niemeyer (1907-2012)


"Me gustaba dibujar. Recuerdo que cuando era un niño empezaba a dibujar con el dedo en el aire y mi madre me preguntaba:- ¿Que estás haciendo?. "Estoy dibujando". Así que fue el dibujo el que me llevó a la Arquitectura". 


Dibujos de Oscar Niemeyer


"Estábamos en 1928, año en el que me casé con Annita Baldo. Una chica bonita, modesta, hija de inmigrantes italianos de Padua, cerca de Venecia. En esa época todavía no había tomado el camino correcto. Al contrario, llevaba una vida bohemia y despreocupada donde todo me parecía bien. Pero después del matrimonio empecé a comprender la responsabilidad asumida y me puse a trabajar en la imprenta de mi padre; entrando después en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Recuerdo esos primeros tiempos. Annita me ayudaba con los dibujos de la escuela y yo dividí mi vida entre la arquitectura y la imprenta". 


Oscar Niemeyer y Annita Baldo, con su hija Anna María.

"Me resistí a entrar en una firma constructora. Ese trabajo paralelo que llevan los estudiantes para conocer mejor la profesión, alentados por el salario que les abre otras posibilidades. Me resistí, no quería, como la mayoría de mis colegas, adaptarme a esa arquitectura comercial que vemos por ahí. A pesar de mis dificultades financieras preferí trabajar, gratuitamente, en el estudio de Lúcio Costa y Carlos Leao, donde esperaba encontrar respuestas a mis dudas de estudiante de arquitectura. Era un favor que ellos me hacían. Mi decisión evidenciaba que no era un espíritu vacío que buscaba la inmediatez. Al contrario, tenía como objetivo ser un buen arquitecto".

"Mis queridos amigos me enseñaron a respetar nuestro pasado colonial, a sentir la belleza de esas viejas construcciones portuguesas, sobrias, frías, con sus gruesas paredes de piedra o tierra apisonada. De arquitectura sólo me dieron buenos ejemplos. Honestos, irreprochablemente sinceros, como todos debíamos ser. Recuerdo a Leao dibujar sus bellas mujeres, hablándonos del mundo de las artes, riendo desinhibido como un buen amigo. Lúcio era más distante, prudente y cortés como siempre".

Oscar Niemeyer, en el estudio de Lúcio Costa y Carlos Leao, sobre el año 1935.

"Traté mucho con Le Corbusier, pero el primer contacto que tuvimos fue en 1936 en Rio de Janeiro, cuando presionado por Lúcio, Gustavo Capanema, ex ministro de educación, decidió convocar una serie de conferencias. (...) Por aquella época andábamos caminando por la periferia de su arquitectura. Habíamos leído su obra como sagrado catecismo. Pero aún no estábamos, como hicimos después, integrados en sus secretos y minucias". 

"Para nosotros Lúcio fue el líder absoluto en quien se podía confiar. Recuerdo algunos pasajes que marcan su carácter, su grandeza moral, el aprecio que sentía por sus compañeros. Un día organizaron un concurso para el Pabellón de Brasil de la feria de Nueva York. Cuando se enteró de que él había quedado primero y yo segundo (...) habló con el ministro Joao Carlos Vital, consiguiendo que viajáramos a los EEUU y trabajáramos juntos en el proyecto final. Este, por cierto, es el único proyecto que recuerdo con vergüenza, convencido de que debería haberme limitado a ayudar al desarrollo de su proyecto sin tratar de influir en la solución. Me consuela saber que prevaleció su idea inicial (...). Yo era joven, y la arquitectura, para mí, una atracción incontrolable".


Oscar Niemeyer, Lúcio Costa y familia en Nueva York (1938)

"Un día, Juscelino Kubistchek, alcalde de Belo Horizonte me dijo -: "Quiero crear un entorno de ocio en Pampulha. Un barrio hermoso como ningún otro en el país. Con casino, club, iglesia y restaurante. Y necesito el proyecto para mañana". Yo acepté, elaborando por la noche lo que me pedía, en mi cuarto del Grand Hotel. El proyecto me interesaba vivamente, era la oportunidad de contestar a la monotonía que cerraba a la arquitectura contemporánea, a la ola del funcionalismo mal comprendido que limitaba, a los dogmas de "forma y función" que surgían contrariando la libertad plástica que el hormigón armado permitía".

"La curva me atraía. La curva libre y sensual que con una técnica nueva me sugerían a las viejas iglesias barrocas. (...) La curva puede ser bella, elegante y lógica, si está bien estructurada y construida".


Dibujos del proyecto de Belo Horizonte (1940). Oscar Niemeyer

Iglesia de Belo Horizonte.
¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

lunes, 3 de septiembre de 2012

Víctor Papanek, el diseñador comprometido

¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

Antes que nada, quería disculparme por estos meses sin escribir. No han sido en vano. Mis motivos siempre han estado relacionados con el diseño. Y como contrapunto, doy las gracias a todos los lectores por las más de 9000 visitas alcanzadas hasta hoy. 

Quiero retomar el blog hablando sobre una figura esencial dentro del Diseño Social. De hecho está considerado como el padre de esta corriente. Hablo de Víctor J. Papanek

Víctor J. Papanek (1923-1988)

Al nombrar el término Diseño Social parece que estamos refiriéndonos a algo relativamente nuevo. Al igual que si escuchamos palabras como Ecología o Consumismo. Es quizás por ello por lo que me resultó tan tremendamente actual lo que Víctor Papanek escribió en su libro "Diseñar para el Mundo Real" en el año 1971. Hace ya más de 40 años, este diseñador y arquitecto acusaba a sus compañeros de profesión de producir trabajo estilizado y de mala calidad, que desperdiciaba recursos naturales, agravaba la crisis medioambiental, y demostraba una gran ignorancia de sus responsabilidades sociales y morales. 

Papanek nació en Viena en 1923, aunque se mudó a Estados Unidos con 16 años, realizando allí sus estudios de Diseño y Arquitectura en Nueva York y en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Tuvo la oportunidad de compartir experiencias con personajes de gran influencia en su época, al trabajar, por ejemplo, para Frank Lloyd Wright en Taliesin y Taliesin West; o con Buckminster Fuller, creador de la cúpula geodésica. 

Dedicó su vida a estudiar sobre la responsabilidad social del diseñador contemporaneo. Sus ideas y críticas al respecto fueron difundidas gracias a su faceta de educador, siendo decano de la Escuela de Diseño del California Institute of Arts. 

Victor Papanek con sus alumnos

Viajó alrededor del mundo extendiendo la idea de que el diseño era la herramienta más poderosa de la que disponía el Ser Humano para modificar su entorno, y en extensión a la sociedad y a él mismo; y de que los profesionales del diseño debían huir de la vorágine consumista que defendía el Capitalismo, que alimentaba a ejércitos de diseñadores encargados de crear nuevas necesidades irreales, y olvidaban qué requería el mundo real. Trabajó igualmente como diseñador de la UNESCO y escribió varios libros que reflejaban sus estudios, experiencias y reflexiones.

Víctor Papanek centró su producción en crear productos que sirvieran a las necesidades de las personas que vivían en condiciones infrahumanas, a los ancianos, a los discapacitados, etc. Intentó promover la idea de que el mundo sería mucho mejor si cada diseñador dedicara el 10% de su tiempo, talento y capacidad a diseñar productos que solucionaran problemas reales. Su actualidad reflejaba y sigue haciéndolo, una realidad muy distinta, bien expresada en su diagrama de participación del diseñador, que es extrapolable a un diseño concreto, a un país, o al Mundo en su totalidad. 

Diagrama de Participación del Diseñador, del libro: "Diseñar para el Mundo Real"

Si bien sus diseños no resaltaban por su estética (para él era sólo un apartado del complejo funcional), todos se caracterizaron por ser innovadores, inteligentes, y comprometidos. Papanek regaló la mayoría de sus ideas, estando en contra de que fueran explotadas con el objetivo de obtener beneficios económicos. Tomó como base la idea de su profesor Buckminster Fuller, quién dijo que "Si usted quiere ser diseñador tiene que decidir qué le interesa más: hacer cosas que tengan sentido o hacer dinero". 

Para mi gusto, su producto más interesante, si tuviera que elegir alguno, es el Receptor de radio diseñado para el Tercer Mundo

Receptor de radio diseñado por Víctor Papanek y George Seeger.

Se trata de un transistor que no precisa de electricidad ni de pilas, diseñado especialmente para los países en vías de desarrollo. Es una lata de estaño desechada rellena de cera parafínica y una mecha. Al encender la mecha, el calor creciente se transforma en energía suficiente para activar el receptor a la que está conectada. Al acabarse la cera, esta puede reemplazarse, o se puede volver a rellenar la lata con papel, estiércol de vaca, o cualquier material que pueda arder. La radio carece de sintonía, esto quiere decir que capta todas las emisoras simultáneamente. Pero era algo sin importancia en la época en la que se creó, ya que en la mayoría de los países emergentes sólo se oía una emisión. La producción casera de esta radio costaba 9 centavos de dólar, y el contenido de cera podía hacer que funcionara durante 24 horas seguidas. 

Este diseño era realmente revolucionario, ya que el facilitar a personas aisladas y no alfabetizadas el uso de una radio, les brindaba la posibilidad de estar informadas y conectadas con lo que pasaba en su entorno, libres de gasto. 

Como decía Víctor Papanek, en su libro "Diseñar para el Mundo Real", necesitamos alternativas prácticas para luchar contra las cosas caras, mal diseñadas, e insustanciales. Necesitamos productos que no contaminen, mobiliario para minusválidos, útiles para personas con determinadas enfermedades, objetos pensados para la educación, para la ayuda tercermundista... Hay demasiado que hacer como para dedicar nuestro potencial al diseño consumista, frívolo, inseguro y despilfarrador de recursos. 

¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

domingo, 20 de mayo de 2012

El legado de Dieter Rams

¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog

Hoy es un día especial. Dieter Rams cumple 80 años. Toda una leyenda viva del diseño, cuya manera de pensar los objetos ha marcado la forma actual de entender esta disciplina para muchos profesionales. En especial, la forma de diseñar los productos electrónicos.  Su influencia en objetos que hoy en día se nos hacen cotidianos es tal, que os sorprenderá. No tengo duda. 

Dieter Rams (1932- )

Dieter Rams nació en Wiesbaden, Alemania, en 1932. Estudió arquitectura y diseño de interiores en su escuela local, formándose igualmente como aprendiz de carpintero a finales de los años 40. Es imposible nombrarle sin pensar en la marca Braun. La empresa lo contrató cuando tenía 23 años, suponiendo una revolución para la marca, y para la forma de concebir los productos electrónicos. Durante los más de cuarenta años de contrato, sus productos se han caracterizado por su lógica funcional, elegante y versátil. Su aportación principal a esta empresa, más allá de los más de cien productos diseñados por él, ha sido la creación de una imagen sólida que hoy en día sigue caracterizando a Braun. Comenzó con la creación de un código de colores para todos los productos, que fueron producidos en blanco y gris, con algunas aportaciones en tonos cremas y claros. Incluyó el concepto de modulación, y los botones fueron reducidos a la mínima expresión geométrica pero localizados en un plano frontal que favorecían la comprensión de cada uno de los aparatos, aportando igualmente coherencia a sus diseños. Dieter Rams se basa en la funcionalidad y en la facilidad de uso basadas en una obsesión por la sencillez y el detalle. Su frase más famosa es "Weniger, aber besser", que se puede traducir por "Menos, pero mejor" o para ser más concretos: "Menos, pero mejor diseñado". 

Grabador-reproductor SK4, de 1956.  

Con respecto a su aportación a la teoría del diseño, es necesario destacar sus diez mandamientos: "Un buen diseño es innovador, debe proveer de utilidad a cada producto. El diseño debe ser estético, haciendo a cada producto comprensible. Es discreto y honesto, teniendo un valor anacrónicamente duradero. Un buen diseñador concibe exhaustivamente hasta el último detalle, siendo respetuoso con el medio ambiente. Debe llevar el diseño a su mínima expresión". Para Dieter Rams, un buen diseño se fundamenta en pureza y sencillez. Quizás comparable a la frase de Antoine de Saint Exupery: "La perfección no se alcanza cuando ya no queda nada por añadir, sino cuando no queda nada por quitar". 

Altavoz L-2 


Como he nombrado anteriormente, la influencia de este diseñador en la actualidad es notable y sorprendente. Podemos apreciarlo de forma directa en la producción de Jasper Morrison para la marca Rowenta, o especialmente en Jonathan Ive para Apple. Este último diseñador ha reconocido la gran influencia de Dieter Rams en su trabajo, algo que se nos hace obvio e innegable. 

Transistor T3 de Dieter Rams (1958) y Ipod de Jonathan Ive

Altavoz LE1 de Dieter Rams (1958) y iMac de Jonathan Ive 

Hace poco, Rams se pronunció en una entrevista sobre la influencia que ha ejercido sobre la estética de la marca Apple: "Ellos han conseguido algo que yo no he hecho nunca: que la gente haga cola para comprar sus productos". Sinceramente no creo que lo haya necesitado. Su brillantez como diseñador ha hecho que hoy en día podamos encontrar parte de su creación en lugares como el MoMa de Nueva York, ya que ha sido capaz de, siendo siempre fiel a sus principios de sencillez, coherencia, y funcionalidad, trascender a las modas creando productos sinceros, prácticos y revolucionarios, con una estética anacrónica. 

Según sus palabras: "Como diseñadores tenemos una gran responsabilidad. Creo en que los diseñadores deben eliminar lo innecesario. Esto significa eliminar cada cosa que sea esclava de la moda, porque termina creando objetos perecederos".

Dieter Rams
¡Nos hemos mudado! Síguenos en www.laarquitecturadelobjeto.com

Y muchísimo más en Facebookwww.facebook.com/laarquitecturadelobjeto

Y en Twitter: @LADO_blog